cuerpo
desolado
arído
sin gota
quiere
sangre en la sangre
tu mano en la espalda
tu boca en mi frente
tu ojo entre mis piernas
un alma
del mismo viejo cuaderno
(2005)
(2005)
El monstruo que tengo que matar cada día es el realismo. El monstruo que me ataca todos los días es la destrucción. De estos duelos vino una transformación. Debo convertir la destrucción en creación una y otra vez (del diario II de Anäis Nin)
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