miércoles, 27 de agosto de 2008

todo lo que no sabes

no sabes
que ahora te pienso
intensamente con panoramas
como una película en blanco y negro
que miro una y otra vez
sin parpadear

no sabes
que siempre que respiro
te traigo a mi piel
te germino los dedos
para que se deslicen

no sabes
que lograste un hecho único
casi mítico
me arrancaste del hondo silencio
infinitos besos volcán
manos catcher in the rye*
y centenares de suspiros en espacios públicos

cuando estás
mis ojos se queman
se incineran las pupilas en su concentración

no sabes nada de esto
porque crece oculto
lo dejo en lo oscuro
en el sueño
para que no me delate
tanto amor
para que el pájaro que somos
no se vuele asustado de su propio poder


*al modo de El cazador Oculto de J.D. Salinger
este
cuerpo
desolado
arído
sin gota
quiere
sangre en la sangre
tu mano en la espalda
tu boca en mi frente
tu ojo entre mis piernas
un alma


del mismo viejo cuaderno
(2005)
el reloj de mi sangre da alarma
piernas calambre
dolor mujer

otro mundo será destruído en el lugar de la libertad
todas las bocas rojas que el tiempo deviene

de un viejo cuaderno
(2004)

lunes, 11 de agosto de 2008

Traducciones

De una mujer
de mi edad o quizá más joven
me muestras poemas
traducidos de tu lengua

Hay ciertas palabras: enemiga, horno, dolor
suficientes para convencerme
que es una mujer de mi tiempo

Obsesionada

por el Amor, nuestro tema:
lo hemos tejido como yedra a nuestros muros cocido en el horno como pan
cargado como plomo en los tobillos
visto con binoculares
como si fuera helicóptero
trayendo alimento a nuestra hambre
o el satélite
de un poder hostil

Comienzo a ver a esa mujer
haciendo cosas: cocinando el arroz
planchando la falda
pasando a máquina un manuscrito hasta el alba

intentando llamar
desde una cabina

En el cuarto de un hombre
el teléfono suena sin respuesta
y le oye decir
“No te preocupes”, “Se cansará”.
Le oye contar su historia a su hermana
que se vuelve enemiga
y que en su propio tiempo velará
su propio camino hacia el dolor
ignorante que ese camino atroz
es compartido, innecesario
y político.


de Adrienne Rich

Por Qué Escribimos

de Roque Dalton

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas
disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más
poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan , hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.

Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.

Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir.

Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, como terrible, terrible de superar. Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, que tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido.

de "Escribir" de Marguerite Duras
en la casa de la furia
dos amantes se aman
en mi nuca
desde atrás de mi nuca
en el lugar ausente de mis ojos

tan clara la visión lastima
y tambien lastima la ceguera abierta
respirar hace tajos en lo indecible

de un viejo cuaderno
(1999)
pechos de papel
que se destintan
de mi boca de poligrafa

piel de papel
para grabarme
tu nombre
en todas las versiones

tinta azul
-¿escuchaste?
azul de mar

de un viejo cuaderno
(1999)