viernes, 27 de junio de 2008

la melancolía de las cosas

entreverado de sangre y candor
Casper y sus amigos me rondan para jugar a lo macabro
pequeña manera de mencionar un crimen
me rondan en la provocación de los planetas
me desquicio
¿cuándo terminará este dolor?
amor
no dejes de sostener mis ojos en este naufragio en el que temo perderlo todo.

cuando el fuego consume la última bocanada de fe
soñarte es una imagen cruel.

ciudad a través


Ciudad a través. Dos o tres puntos de referencia en el inventario: el teatro Charner, la catedral, el Edén Cinéma, el restaurante chino para los blancos. El Continental, el hotel más bonito del mundo. Y ese río, ese encanto, siempre, de día y de noche, vació o poblado de juncos de llamadas, de risas, de cantos de pájaros de mar que remontan hasta el valle de los juncos.

Entra en la noche oscura del cuerpo de la niña. Se queda allí. Gime enloquecido de deseo, inmóvil.

El cielo tiende ya al azul de la noche, se le puede mirar sin quemarse los ojos.
Al borde de la tierra, el sol esta al borde de la muerte. Muere.

Del “El amante de china del Norte” Marguerite Duras



Aventuras y desventuras en el cuerpo del nunca jamás. Una gran ciudad puede matarte.
Empiece por donde empiece, entro en la novela siempre en el mismo renglón, donde la niña esta a punto de llorar y llora.
Ella dice que, de toda la gente, son las mujeres las que más miedo dan, porque ríen mientras lloran.

Reina Mab 21-4-03
(yo antes de mí, antes de cotidiana)
Era fácil, elegía la hoja que iba a escribir por detrás. Todo era una gran estafa a mi madre: vivir con su dolor hecho piedra. Ella hacía un esfuerzo inmenso por seguir adelante. Y lo hacía muy bien. Pero yo veía su dolor filtrarse en el crepúsculo. O tal vez en las gotas de lluvia. La desazón crecía con sus intentos por espantar, aquellas tardes, nuestros fantasmas. Años de pérdidas ¿Cómo podía pasar? La indefensión resultaba enorme.

Yo soy niña adulta. Una niña eterna. Todos hacen muecas alrededor queriendo jugar. Pero esto es serio. Esto se cumple. Y es mi cuerpo quien lo transporta. No se puede uno solo reír sobre un café frío, a veces da melancolía. Quisiera que mis huesos se desvanecieran por un leve tiempo en el aire y flotar. Ahora pesan demasiado. O es la memoria. O es el deseo que busca anclar. Todo empuja como en un parto. Recuerdo cierto río, donde descansábamos. Los que aman no olvidan.

¿dónde caes?

¿dónde caes?
sin nadie
¿donde caes?

días adormilados como bestias
en oscuras praderas

pálido azul
criatura alucinada

siempre este gusto a sed
llama
todo arde aquí
y alguien da la señal


Olga Orozco


¿Cómo es la llama de una vela

después que se apaga?


Lewis Carroll

miércoles, 11 de junio de 2008


mis ojos se apretan
juntan torrente
que empuja
la tecla detiene la aguja
y alivia el instante

suspensión
el vuelo en la corriente cálida
ahí descanso
segundos de arena

con la siguiente respiración
me explota el llanto en las costillas
me ahogo mientras bailo
con alocados pies de mariposa

el cielo es un desierto
peligroso y suave
donde el do me hunde
y el si me salva

vuelven

vuelven
siempre vuelven- dicen
que se van pero vuelven
y les creo, volverán
tal vez a contramano del sol
en vuelo rasante
como cintas negras de la noche que se avecina
oscuras golondrinas

te dije que te esperaba
y te sigo esperando
con las cosas de la casa
con la calle que casi esta igual
salvo uno o dos cambios de marquesinas
con este barrio que tiene más autos que pasan
pero siempre los mismos vecinos

te lo dije antes
y acá estoy, en tu balcón
con tus plantitas, que regué
para que no se sequen

y vos volvés de uno de tus tantos viajes
en plena noche
a cielo descubierto
con tus alas cansadas pero firmes
de tanto vuelo a la intemperie

y yo, ya sabés
sentado en el sillón
con mis ritos de siempre en tenue vaivén
atento a tus pasos en el pasillo
respirando los últimos murmullos del nido sin tu voz
confiado
en que esta vez
vas a colgar el impermeable
y por fin
te quedes