dentro de la gran ballena
ahogándome
tambaleándome
encerrada en el vientre
a la deriva de su apetito
ahogándome
tambaleándome
encerrada en el vientre
a la deriva de su apetito
El monstruo que tengo que matar cada día es el realismo. El monstruo que me ataca todos los días es la destrucción. De estos duelos vino una transformación. Debo convertir la destrucción en creación una y otra vez (del diario II de Anäis Nin)
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