domingo, 2 de septiembre de 2012

La comprensión llega después del vendaval, cuando la noche termina y aclara el día, mostrándome los restos, el instante de la reconstrucción, el conteo de las cosas que quedaron en pie.

El duelo del agua se hace en calma.

Sobrevivo a la tormenta que me transformó, las manos se han vuelto extrañas, debo conocerme otra vez.

Lo que huía en mí desaparece en el vapor.

La corteza se desprendió con el viento más fuerte, soy madera desnuda que vuevle a empezar.

Te digo adiós sin resistirme, por primera vez acepto todo.

Mis rebeldes han caído en la trinchera, no hice nada para rescatarlos, los dejé deshacerse en la noche del milenio. No escapo a mi ley, no hay culpas por crecer, no haré héroes de los muertos que no están. Sigo adelante sin espalda.

El mundo destrozó el pasado y lo quema en el patio trasero. Se empieza otra vez sin nada, sin pesar.

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