en la noche, en el regazo del cuento del irse a dormir, lleno de pequeños lobeznos que buscan a su madre.
Vos preguntando, una y otra vez, por mi canción secreta. Yo suspirándote en cada rincón del día, en el bullicio de los autos, en la tarde de pájaros, en las copas y brisa de las campanillas. Tu nombre es un rumor, un motor cotidiano como la marea me da cielo, espalda y existencia.
sábado, 20 de noviembre de 2010
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