sábado, 20 de noviembre de 2010

mi amor, así quiero llamarte

porque suavemente te fuiste convirtiendo en ese mar que me arrastra.
Me preguntabas que me pasa, como te siento. Y yo tenía miedo de confesar este torbellino, esta especie de revolución de la naturaleza que se apodera de todos mis sentidos y zonas más escondidas.
Estoy en mi habitación, es domingo al mediodía y sólo puedo pensar en vos, que te me apareces de mil formas.
Te dije que quería que me conocieras, que quería invitarte a esta habitación y así pudieras ver como realmente soy. Mis libros desbordando las bibliotecas, apilados por todos lados. Revistas, papeles, cassettes, discos, películas, mi mundo hecho de mundos ficcionales, y yo, también un fantasma que te llama y te llama, solitaria con aullidos de lobita perdida.
Pero todavía no te respondo las preguntas. Evasiva, dijiste, ¿te acordás? Evasiva, hasta que te pido ayuda, te pido de que me centres, que sostengas mi humo que se escapa. y vos, aquí viene la respuesta, vos me das base, me das cuerpo, me das sostén. Usaste la palabra nosotros antes de habernos tocado las pieles, los labios o los cabellos. Me decís que viva esto, que sea feliz, me habilitas al amor intenso, a esta aventura de dejarme penetrar por algo que cruza las fronteras. y yo, que nunca creo en nada, que siempre huyo del fuego central, que me muero de miedo, a veces, muchas veces, yo me quedo porque te creo, porque te necesito, porque te quiero, porque ahora no sé como voy a hacer para seguir sin vos. Por que nome imagino un mundo sin tu voz. Yo también necesito tu mirada, tu manera de ser y sentir, tu punto de vista. Tu abrazo, por sobre todas las cosas tu enorme e interminable abrazo. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fedra !!! Sutil, es un don "decir con tanta autenticidad".
Un abrazo
Andre