miércoles, 19 de noviembre de 2008

hermana

Ariadna soy Fedra, tu hermana, desde el otro lado de las aguas del río, del mar, de donde sea. Tratando de volver a hablarte. Tal vez creas que te traicioné. Eso estan diciendo, lo sé. Pero no es así. Teseo resulto ser un perfecto idiota y además en extremo aburrido. Asi que digamos que te hice un favor, pero me esta costando sangre y sueños. No culpo a nadie de esto, yo elegí subirme a ese barco, yo elegí la aventura incierta que termino en cárcel, yo sequé mi corazón para salir de casa y ahora, suena cruel que lo diga, te extraño sister. Extraño nuestra camaradería, la forma en nos ocultábamos entre las rocas o salíamos hacia el sol corriendo por la playa, riendo, persiguiéndonos a velocidad, jugando, pensando que no había nada más allá de las grandes aguas. Ahora estoy sola, muy sola y muy perdida. Tal vez esta carta nunca te llegue. Tal vez mi silencio se complete del todo. Ni siquiera vale la pena que te cuente sobre Grecia, la soberbia de las grandes ciudades, con sus palacios asesinan el movimiento de los corazones. Entre tantas intrigas me estan enloqueciendo. Es tan fácil amar en las arenas del Adriático y tan duro ser amado en los pasillos de seda de esta falsa catedral del honor. Estoy minutos de mi bus hacia el olimpo, no llevo nada, me voy como vine. No te olvides de mí, hermanita.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermana es una palabra poderosa... no temas fedra, dale tiempo, que ariadna irremediablemente te contestara en cuanto sane las heridas causadas por ese perfecto idiota y en extremo aburrido...
un abrazo fuerte. Belen