la noche lobo
me estalló en la cara
ahora
no sé quien soy
saciar
el alma
lo estrellado en el sueño
llevar olfato entre la maleza
los dientes firmes
la saliva incandescente
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El monstruo que tengo que matar cada día es el realismo. El monstruo que me ataca todos los días es la destrucción. De estos duelos vino una transformación. Debo convertir la destrucción en creación una y otra vez (del diario II de Anäis Nin)
2 comentarios:
hola pichona...siempre en mi corazon, en mi alma y en mi espiritu. espero estés, simplemente, porque existir ya es una hazaña. besos x miles. MAV
Mis palabras se quemaron en el fuego, yo las oí crepitar como hojas secas. Mis promesas se murieron junto a ellas; para la angustia de la caducidad no hay consuelo.
Un mendigo, eso soy. Un mendigo que no puede ni siquiera conservar su suerte, todo lo que toca es muerte o es olvido.
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