domingo, 1 de febrero de 2009

Lo que respira afuera

lo que respira afuera
ahora respira adentro
y asusta
por su eco de látigos
por su coro de truenos
pero sé que es mi vigía
que (me) esta limpiando
el recinto donde vas a vivir

sé que la casa aullará fantasmas
hasta que acabe el trabajo

incienso, campanas, letras secretas
tinta y mis uñas
para encontrar la forma nueva de habitarme

Voy a terminar lo que empecé
este cuaderno esta desavenido
guardó lo que no debía guardar.
me equivoqué y ahora está herido.
¿Cómo curarte, cuaderno? ¿Con qué palabras cerraría la herida,
limpiaría la pus que te dejé crecer?
¿Con qué sonido retornaría al día del abandono
y podría cambiar olvido por abrazo?

Amo todo lo que en vos cabe
y me quedo firme en tu deriva
como un faro terco, obstinado

Voy a ser
(así lo hago
así lo decido)
la estrella que nunca se apaga
la que sale primero
y se va ultima. te amo.

sauce ira

(este texto es parte de un trabajo de investigación artística sobre la Ofelia de Hamlet. Lo hicimos entre amigas, mientras merendábamos y jugábamos a ser otras mujeres, a ser más tristes, a ser más osadas, a navegar los bordes de nuestra existencia. Seducidas por Maquina Hamlet de Muller, tanta Ofelia nos llevó a una performance que mostramos en San Telmo en el 2001. Ahora mis amigas están creando otras mujeres seguramente tan poderosas, tan lúcidas y tan necesarias. donde sea que están, les mando un saludo fraterno, hermanas.



Hay un sauce, Ofelia, dulce Ofelia
arroyo
corona de flores
estrofas de antiguas tonadas
como inconsciente
como una criatura en su elemento
ahogada


Este llanto secará todo rostro de mujer
tengo palabras de fuego que estallarían en llamas
pero esta pena la sofoca


La ira un río
rascar


Lo mirado que busca
asistir a un lugar y saturar


Se te pasa la picazón
la libertad es el ahogo


Los dedos en la boca
sosteniendo, sellando


Por temor
no jugaste en cuatro patas sobre la fuente
mirando
de costado frente al espejo
tus zonas de pertenencia
el agua


Exagerar no es exacerbar
exasperar no es saturar
la muerte no es el final